Sueño contigo, con que ya te he encontrado y vivimos juntos. Y que el día 15 de febrero, (sólo un día después de haberme hecho cornudo el día de los enamorados) me diste la orden tajante de que rompiera todos mis calzoncillos y que a partir de ahora sólo use bragas. Y me hiciste que las cortara con unas tijeras ante ti, delante de ti. Y así ha quedado mi vieja ropa interior, pues a partir de ahora sólo llevaré bragas de puta zorra cornuda; bragas de puto sumiso impotente con pito-clítoris. Como debe de ser. Como tú quieres que sea.
Y lo hice con orgullo, aunque nadie lo entienda. Ni yo los entienda. Porque no me es posible imaginar que alguien pueda creer que es feliz sin haberte conocido. No lo entiendo. Me resulta tan extraño que me parecen todos idiotas porque no tienen ni idea de lo que es la felicidad, de la dicha de entregarse a ti a cambio de nada, darlo todo sin esperar nada para alcanzar así la felicidad de la entrega, de entregarte mi bien más preciado: mi dignidad como hombre para que me humilles al hacerme cornudo sólo por tu placer. Sólo por eso.
No entiendo cómo pueden siquiera creer que son dichosos sin haber sentido tu capricho, tus antojos y el poder de tu voluntad. Cómo es posible que alguien puede creer que existe la felicidad sin estar pendiente de tus caprichos. Sin amarte.
Tú eres la vida. Tú das la vida, la felicidad y haces al hombre ser hombre al hacerlo depender de ti. A mí me has dado la vida desde que apareciste en mi vida, y me has hecho comprender que la vida la das tú, que mi vida te pertenece y que tú eres la vida, porque sin ti no existo, sólo vegeto. Tú eres la vida, tú das la vida. Gracias, amor mío por darme la vida, por hacerme valer tu voluntad y por hacerme hombre de verdad. Por hacerme tu más sumiso cornudo e impotente.
TE AMO.